En el Mediterráneo es bien conocido el dicho que el agua emborracha más que el vino. El fundamentalismo hidráulico imperante en España y Portugal ha convertido en tema de debate público ?y en el origen de manifestaciones de protesta que han llenado las calles de Bruselas, Madrid, Barcelona, Zaragoza o Tortosa? la actual distribución del agua, en manos de altas instancias poco proclives a prestar sus oídos a alternativas viables. La razón y el diálogo han quedado en un segundo plano en beneficio de la mucho más castiza intervención ?por huevos?, sin ninguna consideración por las pérdidas que en el ya de por sí maltrecho bolsillo del contribuyente pueda causar.
Con el presente libro, el autor repasa cuál ha sido la trayectoria de las sucesivas políticas hídricas peninsulares durante las últimas décadas, que han convertido a españoles y portugueses en los ciudadanos europeos que más agua malgastan, a la vez que pone sobre la mesa los desatinos llevados a cabo por unas administraciones obsesionadas en mantener a cualquier precio los beneficios de una ruinosa agricultura latifundista y que afirman que el agua se reparte en un despacho de la Castellana.