Muchos han puesto en evidencia la gran contradicción que supone querer reeducar a la persona con los negativos condicionantes de la reclusión. Parece que pervive el mito de una reinserción social fuera del medio social, encubriendo la finalidad real de la prisión: la defensa social.
Las prisiones, en tanto que realidad social, pueden cambiar cuando la sociedad quiera que cambien.
¿Tiene la universidad algún papel en el proceso de cambio penitenciario? Al menos, sí debe potenciar investigacicones, además de formar educadores para el cumplimiento del mandato constitucional de reeducar y resocializar.