La fama es un instrumento moral, el premio es la celebridad, el castigo el anonimato y los famosos-de políticos a estrellas musicales y deportistas-son los santos de la comunicación global.
Los medios, a su vez, son quienes se encargan de administrar la fe en esta nueva religión y sus sacerdotes -periodistas e intermediarios-, sus iglesias -grupos mediáticos- y sus fieles -las audiencias- son quienes elaboran las doctrinas y creencias que explican el mundo y quienes establecen los rituales que las consolidan.
Todo ello conforma una nueva realidad mediática paralela a la realidad real, en la cual influye decisivamente, y, a partir de ésta, surgen dos nuevas clases sociales: los actores mediáticos y los espectadores, de acuerdo con los rituales del espectáculo.
El libro de Margarita Rivière propone, por vez primera, una perspectiva ‘religiosa' del funcionamiento de los medios de comunicación y ofrece al lector una visión que sólo alguien que conoce el sistema desde dentro puede aportar sobre los ritos de la nueva religión y esta indumentaria vital que es la fama.