En una época como la que estamos viviendo, en la que parecía haber quedado aceptado -y con el rango de una evidencia incontrovertible- no ya el fracaso de las utopías, sino el ocaso de lo político en tanto que tal, gana terreno una propuesta, la independentista, que en principio parece chocar frontalmente con tan generalizado convencimiento. Alguien podría pensar, en efecto, que, cuando daba la impresión de que se había apagado por completo cualquier forma de pasión política, esta reaparece en Cataluña con los ropajes de la aspiración a un Estado propio. Sin embargo, a poco que se examine con detenimiento, lo que más llama la atención de la misma es precisamente el hecho de que, lejos de incumplir la señalada tendencia despolitizadora, la encubre tras los ropajes de una exaltada movilización cuya auténtica función es no solo la de soslayar el necesario debate político, sino, tal vez, sobre todo, transmitir la imagen de una Cataluña unánime, homogénea y, en definitiva, ensimismada, que no se corresponde, en modo alguno, con la realidad. Este libro hace un repaso a los últimos diez años de la realidad catalana.