Después de dos grandes guerras y múltiples desencuentros que arruinaron y asolaron la práctica totalidad del territorio europeo, la idea de la cooperación y puesta en común de los intereses económicos sirvió para alejar definitivamente las galopadas apocalípticas. Con la creación, el 23 de julio de 1952, de la Comunidad Económica del Carbón y el Acero (CECA), hoy desaparecida, se daba inicio a una nueva ?Torre de Babel? económica, que lejos de sufrir, como la Babel bíblica, el castigo de la confusión de lenguas y la posterior dispersión de sus moradores, éstos persiguen un proceso hacia unión política, una vez alcanzada la integración económica y monetaria. El objetivo de la Babel económica europea ha sido el de contribuir a construir y garantizar la paz, la democracia y las libertades. Mercurio, dios del comercio, sustituye a Marte, dios de la guerra. A los países fundadores, tras los éxitos iniciales y siguientes del proyecto europeo se les han ido incorporando tras sucesivas ampliaciones: Reino Unido, Dinamarca e Irlanda en 1973; Grecia en 1981; España y Portugal en 1986; Austria, Suecia y Finlandia en 1995. Tras la desaparición de la URSS (1989) y desde 1998 la Unión Europea abrió la posibilidad a nuevas adhesiones de los países de la Europa central y oriental, dependiendo de su evolución política y económica. Para tratar de facilitar la ampliación de la UE a estos nuevos países el Tratado de Niza (2001) llevó a cabo la reforma de las instituciones comunitarias (Consejo Europeo, Comisión Europea y Parlamento Europeo) para dar cabida hasta un total de 12 nuevos países.