La verdad, y la razón como modo de llegar a ella, son dos elementos fundamentales para la salud de una democracia. Sin embargo, la política contemporánea parece seguir un camino prácticamente opuesto. Nos hallamos ante un auténtico ataque contra la razón, liderado por la administración de George W. Bush, que tiende a ignorar las opiniones de los expertos, ya sea sobre el número de tropas necesarias en Irak, el cambio climático o el déficit público, y evita el proceso normal de de bate y toma de decisiones para apoyar polítcas específicas de raíz ideológica.
Con la misma pasión y claridad con la que expuso la crisis medioambiental en Una verdad incómoda, Al Gore explica ahora cómo una política basada en el miedo, el secretismo, el partidismo y la fe ciega, combinada con la degradación del debate público, ha creado un entorno hostil para la razón, la lógica y la verdad, que desempeñan un papel cada vez más reducido en el modo en que los Estados Unidos toma las decisiones más importantes.