El conocimiento propio, el autocontrol, el equilibrio emocional, etc., tienen una importancia decisiva en el desarrollo integral de la persona. Sin embargo, nadie se ocupa de introducirlas en ningún currículum, y es el desarrollo de estas habilidades el común denominador que deberían tener en estos momentos las familias.
Precisamente a las familias se dirigen estas páginas, a todas aquellas familias que por causas que desconocen no consiguen disfrutar de la compañía de sus miembros, a aquellas familias sometidas a situaciones a las que no saben cómo enfrentarse, a aquellas familias que soñaron con una convivencia fundamentada en el amor y sin embargo no ven el momento de demostrarlo con una caricia o un beso. Este libro quiere ser para ellas una herramienta que les ayude a educar la inteligencia emocional o, lo que es lo mismo, un manual de sentido común.