En EL LIBRO DE LA VOZ, Michael MacCallion destila m225;s de veinticinco a241;os de experiencia en una serie de t233;cnicas sencillas para preservar la voz; y m225;s a250;n, para enriquecerla y dotarla de la m225;xima expresividad.
Actores, actrices y cantantes, locutores y periodistas, pero tambi233;n pol237;ticos, oradores, profesores, conferenciantes, profesionales de las ventas...; todos ellos tienen en com250;n que, en mayor o menor medida, dependen de la voz para ejercer su profesi243;n. La voz es su instrumento de trabajo. Y, como cualquier instrumento, hay que saber manejarlo para obtener el mejor rendimiento y cuidarlo para que dure.
El uso de la voz nos exigi243; a todos un largo aprendizaje: el potente llanto del reci233;n nacido, nuestros primeros balbuceos, las palabras aprendidas imitando a nuestros padres, la adquisici243;n de vocabulario y la capacidad, por fin, de comunicar plenamente nuestras ideas y emociones. Despu233;s, con los a241;os, muchas veces lo olvidamos y damos por supuesto que ya sabemos utilizarla, que tenemos una voz para siempre, que siempre ser225; la misma y siempre dispondremos de ella para expresarnos. Pero si vivimos de nuestra voz, es imperativo que sepamos hacer un buen uso de ella. Debemos saber c243;mo se produce, para mejorar la dicci243;n, por ejemplo; c243;mo utilizarla con la mayor eficacia, y c243;mo cuidarla, para evitar perderla cuando m225;s la necesitamos.