Los cronopios, famas y esperanzas, son las criaturas inventadas por Cortázar para poblar un conjunto de relatos que se mueven entre el absurdo, la ingenuidad y la filosofía. Y aunque muchos han querido buscar por detrás de ellos a los artistas o a los burgueses, el asunto es que son unas criaturas que nos recuerdan a nosotros mismos cuando estamos de buen humor, también cuando nos ponemos melancólicos, cuando decidimos ser responsables o dedicar el día a no hacer nada. En fin, lo irracional.