En el ferry que le lleva de regreso a su preciosa casa unifamiliar, con su mujer y sus hijos, Tom Sanders se pregunta cómo él, brillante ejecutivo de DigiCom, ha podido caer tan bajo. A estas alturas, lo de menos es que el ascenso que esperaba no se produjera; tampoco tiene importancia que ese puesto lo ocupe una antigua amante con la que había disfrutado como nunca del sexo. Incluso ahora puede comprender que intentara forzarle a reanudar esas relaciones. Pero que ella le acuse de acoso sexual y le obligue a defenderse contraatacando con el mismo argumento, haciéndole descender a un infierno en el que no sólo puede perder su reputación, su trabajo y su futuro, sino su matrimonio, es algo que se le escapa. Y esos correos electrónicos que recibe de un amigo no dejan de darle pistas para que atraviese la cortina de humo que están tendiendo ante sus ojos y descubra la verdad, una verdad que nada tiene que ver con los deseos sexuales aparentemente incontrolados de su jefa y que apunta, más bien, a una conspiración de altos vuelos por la supremacía tcnológica en la que la DigiCom puede perecer...