Digna heredera de Garras de astracán, e interpretada sólo por mujeres—aristócratas, ministras, beatas, escritoras, estrellas televisivas—, alcanza su grado más atrevido en la descripción de determinados prototipos de la España actual, la de las grandes estafas financieras y el desaforado culto al dinero y al éxito fácil.