Como sabemos, la Nochevieja tiene dos variantes: alegría dionisíaca ante un nuevo comienzo o caída en picado en el inventario de los proyectos abandonados. Quizá la Nochevieja y la vida merecen ser pensadas con mayor sutileza, pero eso es algo que las cuatro personas que coinciden en la terraza del altísimo edificio del norte de Londres conocido como «la torre de los suicidas» deberán aprender. Siempre y cuando resistan el impulso de lanzarse al vacío. Martin era un famoso presentador de televisión hasta que lo descubrieron liado con una jovencita de quince años. Maureen, católica devotísima, ya no puede soportar su solitaria vida. A Jess, malhablada y en plena angustia adolescente, la ha dejado su novio, y ella quiere dejarlo todo. Y JJ es un joven americano con pinta de estrella del rock, que ahora reparte pizzas y no lo soporta. Pero como suicidarse es un acto íntimo, y cuatro son multitud, postergan matarse. Y para matar el tiempo -o tal vez aprender a vivir- crean un peculiar, imprevisible y altamente inflamable grupo de ayuda mutua. «Posiblemente la novela más divertida, más cómica sobre un suicidio colectivo» (A. Barra, The Village Voice); «La mejor novela de Nick Hornby; resulta imposible no leerla de un tirón» (Ruth Rendell)