Enamorarse de una mujer como Moira fue el inesperado broche de oro a las vacaciones que Luke O’Brien pasó en Dublín. De modo que cuando ella se presentó por sorpresa en Chesapeake, él la recibió emocionado, por lo menos en un primer momento. Disfrutar de una aventura con aquella rosa silvestre de Irlanda era una cosa, ¿pero estaba dispuesto a comprometerse para siempre con Moira? Quizá lo estuviera en el futuro, pero no en aquel momento, cuando estaba completamente volcado en montar un negocio.
Tras la reacción de Luke, Moira se vio obligada a hacer un profundo examen de conciencia. Marcada por el abandono de su padre, se preguntaba si Luke, con su pasado de mujeriego, sería el hombre de familia que ella añoraba...