Manuela, profesora de filosofía en un instituto, madre de tres hijos y casada con Enrique, ingeniero informático, acaba de enviar una queja al supermercado donde compra habitualmente porque el pedido no le fue entregado en el horario pactado y, al no haber nadie en casa para recibirlo, los congelados se estropearon. La consecuencia de esta protesta es el despido del repartidor, un hombre que irá a pedirle responsabilidades, por ser Manuela la persona que ha provocado que lo echen. El acto de «llevar las consecuencias de los problemas adonde se originan» trastocará la existencia de esta familia de clase media que, instalada en lo «normal», confrontará su vida con los pasos dados por una gran asamblea, un colectivo de colectivos cuyas palabras y proyectos procuran intervenir en el espacio común.
«Esta obra seria, importante, además de resultar amena por el interés de la trama que la alimenta, urge a reflexionar sobre la realidad.»
Santos Sanz Villanueva, El Cultural