Un grupo industrial farmacéutico ha encargado al detective privado Gerhard Selb, de 68 años, que busque a un pirata que pone en jaque el sistema informático de la empresa que dirige su cuñado. Mientras trata de resolver el caso deberá enfrentarse a su propio pasado como joven y resuelto fiscal nazi, y encontrar una solución particular para esclarecer dos asesinatos de los que había sido una herramienta ingenua.
En esta excelente novela, escrita por Bernhard Schlink y Walter Popp, aparece por primera vez el investigador Selb, cuyas siguientes peripecias nos relatará, ya en solitario, el autor de El lector en otras dos novelas.
«Una obra espléndida. Selb tiene 68 años, es investigador privado, fuma como un descosido, le encanta beber de aperitivo un aviateur (campari, zumo de pomelo y champán a partes iguales), tiene un gato y se enamora. Selb trabajó en la fiscalía de Heidelberg durante el nazismo y fue un entusiasta nacionalsocialista. Acabada la guerra, tuvo que buscarse la vida y se hizo detective. Tiene un sentido de la justicia muy personal. En La justicia de Selb hay corrupción, delitos ecológicos, piratas informáticos, crímenes de guerra que reaparecen y, lo más tremendo, Selb tiene que enfrentarse a su propio pasado» (Rosa Mora, El País).
«En la estela de los protagonistas de Chandler, Hammett, Highsmith y tantos otros de la mejor novela negra. Entretenida, sutilmente irónica, elegantemente escrita. Una lectura grata para una tarde de verano» (Crítica).