En sus orígenes, España era una suma de diversidades, una combinación de pueblos unidos entre sí por la geografía, el estilo de vida o la economía, pero también diferentes unos de otros por la cultura, la lengua o la religión, entre otros aspectos.
Pasaron siglos antes de que «Iberia», «Hispania» o «las Españas» alumbraran la idea y la realidad de lo que hoy denominamos España, y en ese camino muchos fueron los éxitos y los fracasos. Cierran sus páginas dos cuestiones candentes en la actualidad: la estabilidad de la monarquía y la preocupación por la unidad nacional.