La tribu Malaussène y sus allegados tienen el disgusto de anunciarles el próximo enlace de Thérèse Malaussène con el conde Marie-Colbert de Roberval, consejero refrendario de primera clase del Tribunal de Cuentas. Bueno, al menos así es como lo ve Benjamin; opinión no compartida por el resto de la tribu. Pero ¿acaso puede él dejar que su hermanita, su clarividente Thérèse, se case con un perfecto desconocido, un tecnócrata cuyo hermano se ahorcó, el descendiente de una línea de cortesanos delatores y que, por alguna extraña razón, siempre tarda en salir sobreimpresionado en las fotos polaroid de Clara? Daniel Pennac había decidido cerrar la saga de esta tribu pintoresca con El señor Malaussène. Pero en verano de 1998 no pudo resistirse a la tentación de recuperar sus personajes y publicó, en el semanario Le Nouvel Observateur, esta historia con el título La pasión según Thérèse. Un relato folletinesco, rocambolesco, donde todas las pistas son falsas y los móviles, imaginarios.