La muerte de Phillip en un duelo ha roto para siempre la alegr237;a del grupo de amigos que todos conoc237;an en Londres como "Los libertinos de Regent Street". Uno de ellos, el atractivo y jovial Arthur, no puede evitar sentirse responsable por no haber evitado una tragedia tan absurda. Lo menos que puede hacer es viajar a Escocia y poner en orden los asuntos del difunto, especialmente la expropiaci243;n de unas tierras cuyo pago no se ha cumplido. En esa tierra agreste y hermosa conoce a Kerry McKinnon, una joven e independiente viuda de la cual pronto queda perdidamente enamorado. Pero una terrible sombra se cierne sobre este reci233;n nacido amor, cuando Arthur descubre que Kerry es, precisamente, la persona a la que debe dejar sin tierra ni hogar.
UNA MUJER ACOSTUMBRADA A LUCHAR
Kerry McKinnon no ha llevado una vida f225;cil. No s243;lo ha pasado largos a241;os cuidando a su marido enfermo y trabajando en el campo sino que, una vez viuda, se ha encontrado con una desagradable sorpresa: las deudas de su c243;nyuge la han dejado en la m225;s absoluta ruina. Sin embargo, parece que su tenacidad y fortaleza de esp237;ritu tendr225;n finalmente recompensa cuando la providencia una su destino al de Arthur, un joven y atractivo forastero que le ofrece una nueva vida y un amor verdadero. Pero entre ambos se interponen demasiadas cosas: una sociedad hip243;crita, dos formas diferentes de ver la vida y, sobre todo, un secreto no confesado.
UN HOMBRE ATRAPADO ENTRE EL DEBER Y EL CORAZ211;N
Poco pod237;a imaginar Arthur, cuando lleg243; a las remotas tierras de Escocia empujado por la memoria de su amigo fallecido, que encontrar237;a all237; una mujer excepcional. Una mujer que es capaz de dispararle creyendo que es un ladr243;n y, poco despu233;s, de jurarle amor eterno. Est225; dispuesto a proteger este nuevo amor de todo y de todos, tanto en las remotas monta241;as escocesas como en los pasillos y salones de baile de la alta sociedad londinense. Pero la principal amenaza no viene de fuera, sino que proviene de 233;l mismo. 191;Qui233;n saldr225; ganador en la contienda entre su coraz243;n y su sentido del deber?