El perro se parece sorprendentemente a otros aparatos de alta tecnología que quizá ya tenga en casa. Al igual que un PC, puede ser configurado para desempeñar funciones diferentes. Y como los sistemas de seguridad domésticos, es capaz de garantizar su bienestar y la integridad de sus posesiones. Pero, a diferencia del resto de productos de consumo del mercado, el perro viene sin manual de instrucciones. Se trata de un error mayúsculo, ya que la complejidad de su programación supera con creces la de los ordenadores más sofisticados, y sus funciones mecánicas son más variadas y sutiles que las de los coches de gama alta.
Los consejos expertos de los autores, le ayudarán a entender su modelo canino y utilizar correctamente sus complejos software y hardware.