Este ensayo se nos ofrece como un escalpelo de vivisección con el que Cacciari, a través de los personajes musilianos, de sus alegrías, temores y esperanzas, va dando cuenta y razón de una realidad siempre aplazada, seductora pero esquiva, en torno a la cual dan vueltas unos personajes y con ellos Musil, y con Musil Cacciari y, por fin, con todos, el lector que tiene este libro en sus manos. Que no es paraíso perdido el de la razón, sino paraíso que nos pierde, paraíso que consiste en su propia búsqueda.