Poco a poco las soluciones propuestas para suplir las deficiencias de la gramática generativa se fueron organizando; como resultado de ello, asistiremos a una especie de consenso interdisciplinar. Todos, desde antropólogos, Gumperz y Hymes, a sociólogos, Gorrman o Bernstein, desde etnometodólogos, Sacks y Shegloff, a filósofos, Austin, Searle o Grice coinciden en la necesidad de revisar una lingüística que se encontraba en un callejón sin salida, incapaz de una consideración dialéctica realmente explicativa de los hechos del lenguaje en su contexto social. La nueva forma de análisis del hecho lingüístico va a auspiciar el estudio de las manisfestaciones orales, manifestaciones en que de forma más general se presenta el lenguaje en la vida diaria.
Por lo que respecta al español hablado, hay, obviamente, distintas maneras de aceracmiento, las cuales, a la par que nos han ido alejando de la época en que dicho estudio tan sólo interesaba como complemento del idioma llamado estándar-lo que daba a entender que aquél no lo era-, han generado unos procedimientos metodológicos y una serie de realizaciones empíricas cuyo conocimiento y delimitación pretendemos en esta obra.