Desde Antonio Alcalá Venceslada ha habido muchos estudiosos que se han dedicado a recopilar el habla de su entorno más cercano. Con este trabajo el autor no pretende sentar cátedra, inventar un idioma ni mucho menos «limpiar», «fijar» o dar «esplendor» a la particular forma de hablar del granaíno; solamente recoger las palabras de uso cotidiano del habla de Graná, aunque también todo un repertorio de vocablos muy particulares, desaparecidos del uso cotidiano en el resto peninsular, que se mantienen en el granaíno por particularidades históricas como la de ser los últimos “reconquistados” y la particular repoblación de la zona. Fundamental es su intento de representarlas de forma gráfica en la escritura (el granaíno tiene muy en cuenta el acento y la pronunciación a la hora de emitir palabras y frases, de forma que una frase de ocho o diez palabras puede suponer una subida al Veleta para bajar acto seguido a la vega, para elevarse seguidamente por el Puerto del Suspiro hasta llegar al pico Caballo, y acabar bajando al Valle de Lecrín tras pasar por Dúrcal, máximo exponente de musicalidad al hablar). Pero este diccionario es mucho más, es una de las reivindicaciones más serias de la cultura de nuestra tierra, con un sentido de humor y la ironía tal que será difícil no encontrar una mueca de sonrisa en los lectores cuando lean el significado de cada palabra y su correspondencia en granaíno.