El sistema simbólico que rige nuestra vida sigue siendo gravemente tributario de falsos mitos, dogmas e ideologías que desnaturalizan la visión objetiva de la realidad. La abrumadora mayoría de la especie humana continúa viviendo en dependencia de mitos religiosos, y una extensa parte de la población mundial profesa el mito cristiano. Así, casi todos los humanos perpetúan aún hoy formas de vida y convivencia sometidas a la acción distorsionante de creencias y códigos de conducta administrados por poderes religiosos o ideológicos que impiden o adulteran el libre ejercicio de los derechos humanos y de las libertades políticas. La causa última y eminente de esta malsana y triste situación radica en la ignorancia y manipulación de las masas en beneficio de los poderes dominantes. Es urgente que todos los humanos pongan su reloj a la hora de la Ciencia para conocer la falsedad practicada por esos poderes, y se unan para exigir una escuela digna y en armonía con el magisterio científico sobre el mundo (cosmología) y sobre el ser humano (antropología). Vivir en la realidad es romper los grilletes de la ilusión y la desinformación, a comenzar por el estudio de la condición de la "subjetividad" personal y sus relaciones con la Naturaleza exterior e interior en sus múltiples dimensiones, dentro de la unidad ontológica universal de lo que existe.