Aunque hay buenos motivos para poner en duda el concepto de sociedad mundial, parece absurdo dudar de lo que los economistas llaman "globalización de la economía" y los politicólogos "supranacionalización de la política". Parece hora, entonces, de interrogar también las características de aquello que, desde el punto de vista de la teoría de los medios, es el correlato de esos fenómenos: la comunicación mundial. Según Norbert Bolz, "la modernidad, que se ha reflejado y reafirmado en la propia posmodernidad, es la era de la comunicación mundial", razón por la cual hoy ya no estamos bajo el signo de Prometeo (la producción) sino de Hermes (la comunicación). La era de la comunicación mundial se caracteriza sobre todo porque la percepción de la comunicación sustituye a la percepción del mundo. "Comunicación mundial -dice Bolz- significa: el mundo es lo que es comunicado, es el marco de accesibilidad comunicativa."
En un ensayo provocador e irónico, que tiene como fondo la histórica polémica entre Habermas y Luhmann -y que interesará por tanto no sólo a quienes se ocupan de las teorías de la comunicación sino también a sociólogos y filósofos-, Norbert Bolz dibuja los rasgos principales de este mundo-comunicación, del mundo mediático: el dinero, el poder, el derecho, la prensa, la televisión, Internet... Un mundo que no tiene necesidad de lenguas, y cuyo símbolo técnico es el teléfono celular.