El texto publicado en esta edición es la reproducción de un diario llevado por Ludwig Wittgenstein desde 1930 hasta 1932 y desde 1936 hasta 1937 y de cuya existencia sólo se sabe desde hace poco. Wittgenstein tenía la costumbre, muchas veces, de consignar sus pensamientos filosóficos a la vez en varios volúmenes de manuscritos, a veces mezclados con reflexiones de carácter personal o de contenido histórico-cultural. Pero son sobre todo "movimientos del pensar", movimientos de su pensamiento -filosófico y cultural en general- lo que reproducen estas páginas. Movimientos vivos, en los que se ve cómo y en qué circunstancias surgen con respecto a la religión, filosofía, ética, música, cine, significado, vida y muerte; a sí mismo, a la gente, trabajo, diversos autores, pueblo judío, etc. Movimientos de búsqueda de pureza en el pensar a través del distanciamiento de todo (de uno mismo, del mundo) a todo precio. Como si se tratara de diálogos con un interlocutor mudo y tácito, a quien podría llamársele "Dios" o el "sí mismo". Diálogos tan excesivos como los de Sócrates, en los que Wittgenstein pregunta incesantemente como un niño y como tal no se da por satisfecho con ninguna respuesta. Por eso nos martiriza siempre con las mismas preguntas, diría alguien. De ahí también la radicalidad de su pensamiento, en cualquier caso.