Aun en nuestros días, tras la lectura de un pasaje de la Biblia se suele decir “palabra de Dios”, como si lo que está escrito en el Nuevo Testamento fueran las palabras exactas que pronunció Jesucristo o los textos originales de Pablo de Tarso. En realidad esa “palabra de Dios” es, en muchos casos, solamente palabras de los hombres, porque, a lo largo de mil quinientos años, los diferentes traductores y copistas de la Biblia introdujeron un sinfín de errores accidentales y cambios malintencionados que pasaron a las ediciones impresas. Ahora, por primera vez, el eminente especialista del Nuevo Testamento Bart D. Ehrman (autor de Los cristianismos perdidos) reconstruye los textos originales, nos revela cómo, dónde y por qué fueron manipulados y nos demuestra que muchas de nuestras creencias más profundas sobre la divinidad de Jesús, la Trinidad o los orígenes divinos de la Biblia misma carecen de fundamento documental. Quien lea Jesús no dijo eso nunca volverá a leer, del mismo modo, los evangelios o las epístolas de San Pablo.