Percy Bysshe Shelley (1792-1822) es considerado hoy en día, junto con Blake,
Byron y Keats, uno de los grandes poetas del romanticismo inglés. Sin embargo,
esta justa fama de poeta visionario ha ocultado durante mucho tiempo una
parte fundamental de sus escritos. Shelley entendió su vida no solo como construcción
de un mundo poético propio, sino, paralela e inevitablemente, como
una lucha individual y colectiva contra todo lo que viniera a intentar anular ese
esfuerzo. De esta forma, durante toda su existencia llevó a cabo una desbordante
actividad política radical a través de la cual expresó su rechazo y rebeldía
ante toda injusticia social, modulando una postura vital que permitió al mismísimo
Karl Marx calificarlo sin ambages como «un auténtico revolucionario».
Si el romanticismo, como movimiento histórico, nace entre otras cosas
como fuerza de rechazo contra el mundo creado por la revolución industrial,
Shelley será sin duda el ejemplo más logrado de este ímpetu romántico de reconstrucción
de la sensibilidad y la vida humana más allá de las coordenadas
del capitalismo. El ateísmo, la organización de la lucha política, el vegetarianismo,
la no-violencia, el amor libre o la condena de la pena de muerte son algunos
de los postulados que Shelley, adelantándose brillantemente a su tiempo,
defendió durante toda su corta pero intensa vida. Y sobre todos ellos, como
fuerza primordial, ese aliento utópico que, como el famoso viento del oeste,
desordena el presente y lo dirige hacia un futuro diferente.
Según uno de sus biógrafos, «durante un siglo, una gran parte de la popularidad
de Shelley estuvo indudablemente basada en el escamoteo del Shelleyreal». La presente edición, a cargo de Julio Monteverde, ofrece una amplia
selección de sus textos de combate, la mayoría de ellos traducidos por primera
vez al castellano, y muestra lo esencial de la propuesta política de Shelley para
situarlo con todo derecho en el terreno de los grandes precursores de una actitud
poética y política nueva.