Parece Babilonia, pero es la Europa de hoy. La que predica la idea relativista de que no existen valores universales, ni siquiera esos grandes principios que civilizaron al mundo. La que se manifiesta por la paz incluso cuando se le advierte de la «guerra santa» del fanatismo islámico. La que, para no llamar a los problemas por su nombre, utiliza un «lenguaje políticamente correcto». Y la que se dice laica cuando en realidad está practicando una forma dogmática y arrogante de ideología laicista. Un hombre de Estado y un hombre de Iglesia confrontan aquí sus análisis personales sobre la situación espiritual, cultural y política de Occidente y, en particular, de Europa. Y, pese a partir de posiciones distintas, descubren una convergencia sustancial en cuanto a las causas de esta crisis y de los remedios que podrían atajarla.