Pero no es su antigüedad su rasgo más definido, sino el tratamiento de la confrontación como un todo dialéctico en el que cada movimiento de una de las partes suscita una reacción en la otra, en una suerte de conjunto cerrado cuyos elementos han de mantenerse siempre en equilibrio. Desde su entronque con este principio cósmico propio del más antiguo pensamiento popular chino, presente en el Libro de los cambios y en la mayoría de las primeras escuelas filosóficas, la obra desgrana alguna de las cuestiones fundamentales de la guerra, desde la planificación previa hasta el papel de los espías, subrayando los aspectos psicológicos de la contienda, y todo ello con vistas a minimizar los costes materiales y humanos o a evitar el enfrentamiento: de ahí que, por paradójico que parezca, se revele en definitiva como una obra pacifista, un libro contrario a la guerra.
La presente versión se basa en el original más antiguo hasta ahora conocido: las tablillas de bambú de Yinqueshan, descubiertas en unas tumbas del siglo II aC. A partir de ellas y de otros muchos documentos, el libro plantea, por primera vez en una lengua occidental, una posible reconstrucción del que debió de ser el texto primigenio, en un intento de arrojar luz sobre una obra tan difundida como mal interpretada.