Desde 1231 y hasta su muerte en 1253, Dôgen puso por escrito sus enseñanzas, que poco después serían recogidas y reunidas por su discípulo Ejô bajo el título de Shôbôguenzô (El tesoro del conocimiento de la verdadera ley).
La profundidad, riqueza y originalidad del pensamiento de Dôgen le sitúan en la cumbre de la espiritualidad budista. Contrariamente a las enseñanzas clásicas, que muestran el camino a seguir para alcanzar el Despertar, Dôgen invita al lector a que vislumbre en sí mismo la verdadera realidad, aquí y ahora, por medio de la postura zazen.
Atendiendo a tal fin, analiza la naturaleza de la conciencia alterada por esta transformación, una conciencia que se encuentra, pues, al margen del estado ordinario de . Sus investigaciones le conducirán a la exploración de aspectos tan complejos como son las definiciones de tiempo, espacio, universo, bien y mal o naturaleza, sin pasar en ningún momento por la noción de un en el sentido psicológico que en Occidente ha adquirido este término.