Nacido en Grecia y de origen irlandés, educado en Inglaterra y residente durante veinte años en los Estados Unidos, donde inició su carrera literaria, de Lafcadio Hearn (Isla Leucada, Grecia, 1850 – Tokio, 1904) puede decirse, sin exageración, que tuvo una vida difícil y errabunda, que no tuvo más remedio que dedicarse al periodismo para sobrevivir y que eligió, razonablemente, ser escritor y (cosa bastante más improbable en su tiempo) ciudadano japonés. Los quince últimos años de su vida los pasó en la ciudad de Tokio, casado con una descendiente de una familia de samuráis con quien tuvo cuatro hijos y convertido al budismo, bajo el nombre de Koizumi Yakumo. A su nueva tierra adoptiva, el Japón, dedicó una docena de imprescindible volúmenes. Sin injusticia alguna se le considera un excelente narrador y el introductor de las culturas de oriente, en especial la japonesa, en Europa y América, donde sus libros alcanzaron un notable éxito. Fantasmas de la china y el Japón, una muy representativa antología de sus cuentos fantásticos, fue el primero de sus libros editado en castellano. Lo rescatamos ahora en la tersa traducción original del un día afamado poeta uruguayo Armando Vasseur, que se ha convertido en un desconocido sin dejar de ser un clásico; o viceversa.