Claude Esteban (París, 1935), de inmediata descendencia española, no es sólo un hispanista distinguido desde su cátedra de la Sorbona, y un traductor impecable de Quevedo, de Góngora, de Juan Ramón Jiménez, de Guillén, de Octavio Paz, sino -y eso es lo que importa aquí- uno de los más altos valores de la poesía francesa contemporánea. Por su ejercicio crítico es especialista también en la pintura del barroco y en la contemporánea -clásica ya- desde Palazuelo a Chillida, y fue director de la Galería Maheg y de sus cuidadas ediciones. El de Claude Esteban es un nombre imprescindible en la cultura europea, y especialmente en la poesía, de nuestro tiempo. María Victoria Atencia (Málaga, 1931), Premio Nacional de la Crítica, Premio Andalucía de la Crítica, Premio Luis de Góngora de las Letras Andaluzas, une a su propia labor poética una larga ocupación traductora que va de Rilke a Rosalía de Castro, de Eliot a Evgueni Evtushenko, aunque Claude Esteban ha merecido siempre su especial atención.