JOSEP M. RODRÍGUEZ es un poeta ?absolutamente moderno?, pero también muy atento desde sus inicios a la tradición (y al decir tradición me refiero a todo lo que ha llovido desde los chinos y los japoneses, los griegos y los romanos ?y algunos otros? hasta hoy, pues la poesía es sólo una y no admite disecciones ni apartijos). La sintonía que muestra con la poesía de su momento y con la de todos los tiempos nos lleva a acercarnos a este poeta aún joven sin temor, con la certeza de que estamos ante alguien nuevo con garantía de autenticidad. A ella nos fue acostumbrando en sus espléndidos libros primeros, y asimismo la percibimos en éste, que además de ser un libro hermosísimo es obra ya de madurez. Un hondo lirismo, escueto, elíptico, sin adiposidades, le recorre de principio a fin. Hay en los poemas emoción soterrada y pudorosa. En la mayor parte de ellos la soledad más absoluta es el abismo en el que se va construyendo la identidad de quien habla; en otras composiciones el amor, desde un nosotros?, sueña el mundo; y en los poemas de la sección final la muerte rubrica cada verso con el trazo de su enigma. Un libro que viene para quedarse.
ELOY SÁNCHEZ ROSILLO