«Las ganas de escribir generan ganas de vivir. Ésta es la realidad, que habita en la cueva subterránea de mis actos». Existir desde la escritura. En estas palabras del dietario La motivació i el film, el poeta mallorquín Blai Bonet (1926-1997) desvela el impulso romántico que preside toda su obra. Un impulso que no debe confundirse con la solemnización de la intuición apasionada ni con el capricho de la subjetividad individual. Se trata más bien de un intento de modificar, por medio de la poesía, el estado «natural» de la realidad. Blai Bonet busca una unión profunda con la naturaleza no por la vía de la identificación simbiótica sino a través de la cultura. «...Para mí un intelectual es un hombre que, como usted, pone la paz en un bellísimo y juvenil estado de guerra. Que el gesto sea inquieto y ardiente, eso sí, pero que la convivencia esté llena de sabiduría y civilización», escribe a Carles Riba el 7 de diciembre de 1954. La poesía de Blai Bonet es una muestra de la unión entre el gesto subversivo que desmantela los discursos del poder y la palabra civilizadora, reconstructora.