El inconmensurable Moncayo, morada de tempestades, se yergue altivo sobre el cereal de la meseta soriana y las huertas del Ebro zaragozano. Desde sus hayedos, cascadas y circos glaciares mira orgulloso, 2000 metros más abajo, a los peculiares relieves de Las Bardenas, bella porción de subdesierto donde se agolpan maravillas geológicas que cautivarán al visitante.