La obra trata de un importante proyecto de divulgación cultural e histórica que constituye un tributo a la memoria del gran geógrafo español y a los trabajos emprendidos por la Real Academia de Historia durante el siglo XVIII, que se propone difundir una parte del tesoro cartográfico e histórico de la Academia, referido a España y América.
El libro recoge los trabajos de D. Antonio López, académico y geógrafo ya fallecido, y de la doctora doña Carmen Manso, directora del Departamento de Cartografía y Artes Gráficas de la Real Academia de la Historia. Ambos han dedicado gran parte de su actividad investigadora a los Atlas formados en el siglo XVIII en el seno de la Academia con destino al ambicioso proyecto del Diccionario geográfico-histórico de España, que solo pudo materializarse en dos tomos, pero que dio excelentes resultados en cuanto a la reunión de materiales históricos y geográficos durante más de sesenta años. Gracias a ello, la Real Academia de la Historia pudo formar un archivo con documentos de primer orden y una buena biblioteca con valiosos libros de historia y geografía.
ESTRUCTURA
Cartografía del siglo XVIII. Tomás López en la Real Academia de la Historia se compone de tres partes. La primera de ellas recoge la obra póstuma del académico D. Antonio López ?Los atlas de Tomás López en la Real Academia de la Historia?, revisada por Carmen Manso. Se recogen en este apartado 72 mapas de España y Portugal del geógrafo Tomás López, encuadernados por la Academia en 1790, así como otros mapas de distintos autores encuadernados bajo la dirección del propio Tomás López en 1791.
Completan esta primera parte del libro el Atlas de la Órdenes Militares, encargado a Tomás López por el Real Consejo de las Órdenes, y El Atlas de América (cuarenta mapas de Tomás López y de su hijo, Juan, encuadernado en 1791).
En un segundo apartado ?El geógrafo Tomás López en la Real Academia de la Historia?, Carmen Manso aporta sus conclusiones sobre la obra de Tomás López y su actividad en la Real Academia de la Historia, tanto en el acopio de materiales como en la formación del Diccionario geográfico-histórico de España, y en los demás trabajos que le encomendó la Corporación: censura de obras e informes. El material reunido para el Diccionario es de una riqueza extraordinaria, lo cual llevó a la autora a elaborar un apartado especial, a modo de catálogo, en donde se sintetizó la 'historia particular' de cada documento: cuándo y cómo llegó a la Academia, quién lo legó o a quién se compró, lo que costó y dónde se conserva (Biblioteca, Departamento de Cartografía y Artes Gráficas y Gabinete de Antigüedades). En la tercera y última parte del libro, la autora ha organizado el catálogo de los fondos cartográficos en nueve apartados (atlas, mapas suelos y guías de forasteros). Consta de trescientos sesenta y cinco registros descriptivos, de los cuales doscientos sesenta y seis llevan una descripción completa con su imagen y noventa y nueve están duplicados en dos Atlas y en dos apartados dedicados a los mapas sueltos.
El conjunto de la obra permite al lector conocer la imagen geográfica de la Monarquía durante la segunda mitad del siglo XVIII y el primer tercio del XIX: la extensión territorial de los reinos de la península y los de América. Pero no solo los mapas que hizo Tomás López, ?geógrafo de los dominios de Su Majestad?, sino también los de otros cartógrafos que reunió la Real Academia de la Historia para enriquecer su colección.