Existen numerosos ejemplos de la ambigüedad de las democracias frente a regímenes totalitarios en función de intereses geo-políticos a lo largo del siglo XX y en la actualidad. Sin embargo, la postura de los aliados frente al régimen franquista al finalizar la Segunda Guerra Mundial merece, quizás, una revisión. En contra de lo que la mayor parte de la historiografía ha defendido y de lo que la oposición anti-franquista había querido creer, los aliados nunca se comprometieron a ayudar al bando que perdió la guerra civil en España. Concretamente, Gran Bretaña y su máximo líder, Winston Churchill, aceptó implícitamente el régimen franquista. Si bien es cierto que a priori los aliados condenaron el régimen franquista por no ser democrático, sus intereses económicos, estratégicos y políticos en España como bastión de defensa en contra de la expansión del comunismo siempre fueron prioritarios y nunca se plantearon la ayuda directa a los anti-franquistas. Aunque se ofrece un panorama del posicionamiento de los aliados, el foco principal del libro es la postura de Gran Bretaña vis a vis España. Este libro se basa sobre todo en la investigación hecha en el Foreign Office de Gran Bretaña (Public Record Office, Kew Gardens) y en la prensa del exilio del Pabellón de la República en Barcelona, el archivo Tarradellas den el monasterio de Poblet y el archivo Pi i Sunyer de la casa Golferichs en Barcelona.