En este mar, -como describe el autor- se desarrolló día tras día, una tremenda lucha por la supremacía mediterránea, entre dos principales contendientes: la Marina de Guerra italiana y la Mediterranean Fleet británica. Luis de la Sierra, uno de los primeros expertos e historiadores de las luchas navales en la Gran guerra y en la Segunda Guerra mundial, nos recuerda la época posterior a 1918, cuando la carrera de construcción de barcos de guerra entre Francia y Alemania se había disparado. El propio Mussolini fijó algunas directrices de dicho rearme. Pero al llegar la contienda en 1939, la flota italiana tenía el nivel tecnológico inferior y se encontraba con un flanco decisivo sin cubrir: la falta de portaaviones. A pesar de ello y en condiciones de inferioridad, la Escuadra italiana, libró difíciles y victoriosas batallas con gran mérito y arrojo de sus mandos y de los sencillos marineros.
La guerra naval en el Mediterráneo constituye una apasionante secuela de episodios, sorprendentes y varios, en los que aparecen toda clase de navíos de superficie y donde, a menudo, la intervención definitiva, corresponde a la aviación o a las flotillas de submarinos.