Con el glorioso nombre de Castilla se han designado, a lo largo de más de 1.200 años de Historia, realidades territoriales muy distintas; Castilla fue sucesivamente un alfoz o pequeño rincón de las montañas de Burgos, un importante condado del reino leonés, un extenso reino y una pluricontinental Corona en cuyos territorios no se ponía el sol. La unidad del condado castellano no la constituyó nunca la unidad u homogeneidad del territorio; la unidad de Castilla fue la unidad de sus hombres, forjada en la empresa común de defender primero su solar de las acometidas musulmanas y de repoblar más tarde los enormes espacios vacíos que se ofrecían en el sur a las iniciativas de sus pioneros.