«A grandes rasgos, Los clientes de la tía Varvara versa sobre la organización interna y las actividades subversivas de los agentes del Komintern en Rumanía, las tribulaciones del exiguo Partido Comunista Rumano, ilegalizado y de escasa aceptación popular, y las tácticas mafiosas de estos clandestinos. Cuando el Ejército Rojo ingresa en Rumanía en 1944, el Partido Comunista contaba con apenas dos mil miembros y simpatizantes repartidos entre el país y el extranjero. El oportunismo, como ocurrió en tantas otras partes, hizo que en 1947 dicha cifra hubiera alcanzado los 700 000. Incluso apareció una máxima explicativa: "Éramos pocos y quedamos muchos". El partido, que nunca llegó a ser un movimiento de base, dio continuas muestras -apenas disimuladas- de su ilegitimidad hasta que se desmoronó en 1989. En la dictadura del proletariado que fue el régimen comunista rumano, que accedió al poder gracias a un fraude electoral masivo, todo lo que de proletario había acabó engullido por la dimensión dictatorial».Calin-Andrei Mihailescu