En los años 30, Tom Burns era un joven editor católico que despuntaba en los círculos literarios de Londres, rodeado de amigos y autores como G. K. Chesterton, Evelyn Waugh, Graham Greene, el artista Eric Gill y el poeta David Jones. En ese brillante ambiente de la alta sociedad, se había enamorado de la hermosa Ann Bowes-Lyon, prima de la Reina..Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Burns entra en el Ministerio de Información, que era de hecho el ala propagandística de los servicios secretos. Madrid, nido de espías de ambos bandos y punto clave en la guerra de propaganda, es su destino como encargado de prensa del formidable y muy protestante Embajador Sir Samuel Hoare. Burns se entregó en cuerpo y alma a su tarea frente a los nazis, que en ese momento tenían un acceso casi absoluto a los medios españoles: hacer todo lo posible para que Franco se mantuviera neutral y así proteger Gibraltar y el acceso al Mediterráneo occidental..La estrategia era sencilla, pero las tácticas mucho más complicadas, sobre todo cuando Burns se dio cuenta de que tenía enemigos en su propio bando, empezando por Anthony Blunt y Kim Philby, jefe de la sección ibérica del MI6. En 1941 echaba de menos la lucha real, Ann se había prometido con otro hombre y pasaba tanto tiempo guardándose las espaldas como combatiendo a los Nazis. Este fascinante libro escrito por su hijo cuenta cómo venció estas dificultades, participó en la operación Mincemeat para facilitar el desembarco en Sicilia, preparó el viaje propagandístico a España y Portugal en que perdió la vida Leslie Howard y encontró el amor de su vida mientras servía fielmente a su país..