Partiendo de la situación previa del transporte terrestre, el autor ofrece un completo panorama de los inicios del ferrocarril en España, desde 1829 hasta finales de siglo, en el que se pasa revista a las distintas iniciativas públicas y privadas al respecto, el surgimiento de una legislación propia y el progresivo desarrollo y consolidación de la red ferrroviaria. Además de las primeras líneas peninsulares (Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez), se tienen en cuenta los ensayos realizados en las colonias (La Habana-Güines).