Hace mil años, la disputa por una franja de tierra del Próximo Oriente provocó uno de los mayores enfrentamientos religiosos de todos los tiempos: las cruzadas. El encuentro de dos legendarias sociedades secretas, los caballeros templarios y la secta islámica de los «asesinos», generaron el caldo de cultivo idóneo para el nacimiento de la actual tradición mistérica occidental. Consideradas heréticas, ambas órdenes fueron perseguidas y exterminadas, pero se cree que algunos templarios sobrevivieron y trasladaron las doctrinas secretas de Oriente a la clandestinidad ocultista de donde provienen los rosacruces y la masonería. Por su parte, los «asesinos» que subsistieron, los ismailíes nizaríes, proliferan hoy en día bajo la autoridad de Aga Khan.