En la España decimonónica se intentó, sin regateo de esfuerzos por parte de algunos, ajustar la marcha del país a la de aquellos otros que, con el Reino Unido al frente, estaban inaugurando una etapa nueva, radicalmente distinta de las precedentes, en la historia del hombre. El salto, como es bien sabido, consistió en sustituir la base agraria de las sociedades tradicionales por otra nueva de cuño industrial. En términos ochocentistas y europeos, ese tránsito -la llamada "Revolución Industrial"- se ha asentado, a su vez, sobre la hegemonía de dos grandes sectores -el sector algodonero y el sector siderúrgico- y ha encontrado su impulso en la energía del carbón de piedra, ya sea utilizada directamente, ya sea reconvertida en las bombas de vapor. Este libro de Jordi Nadal, catedrático de la Universitat de Barcelona y, conjuntamente con el profesor Jaume Torras, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra, no ha querido apartarse de esta pauta. De ahí la simplicidad de su temario. El texto excluye, por ejemplo, todo tratamiento, incluso toda referencia, a las industrias de la lana, de los cueros, del papel, de las salazones o del corcho, porque en él se sugiere que, con independencia de los pobres resultados obtenidos, los esfuerzos más significativos se centraron, también aquí, en torno a la adopción del combustible fósil y a la afirmación de aquellos dos sectores fundamentales. El texto ha tenido que incluir, en cambio, un análisis de las causas que motivaron la frustración del proceso. En este punto el argumento pone un énfasis especial en el fracaso de las dos desamortizaciones -la del suelo y la del subsuelo- que malograron las bases naturales, agrícola y minera, en que la industrialización debiera haberse asentado. Como telón de fondo, el profesor Nadal resalta la incidencia de los apuros de la Hacienda, perpetuados por los vicios del sistema político y culpables de bastardear las leyes desamortizadoras, de restringir el mercado de capitales y de imponer una infraestructura (red ferroviaria) inadecuada.