En la Edad Contemporánea, los carlistas han representado a una importante parte de la sociedad española, incluso hasta fechas tan cercanas como la Transición Democrática, y su huella en nuestra historia todavía permanece inmutable, aunque, quizás, difuminada por otros hechos de alcance más reciente. Su movimiento político lo abarcó todo, siendo una concepción de vida enfrentada a otras en surgimiento, por lo que tras la bandera carlista y su sencillo lema -Dios, Patria, Rey y Fueros- convergieron numerosos españoles descontentos, con intereses dispersos y motivaciones múltiples. El libro analiza su nacimiento, en el difícil albor del Régimen Liberal, y su combate con la ideología revolucionaria, a la cual los carlistas intentarían derrotar -infructuosamente- en tres guerras durante el siglo XIX. Una nueva oportunidad, durante los años de la Segunda República, volvería a convertirlos en el centro de la amalgama contrarrevolucionaria, como se apreciaría durante la Guerra Civil de 1936-1939. Durante el régimen de Franco, el carlismo se dividió hasta el punto de surgir un intento de conducir el movimiento hacia un socialismo autogestionario, defensor de una Monarquía socialista, que llevaría a sus fuerzas, finalmente, a la disgregación y el agotamiento.