El día que, por fin, nuestro amigo Ar averiguó, abriendo la puerta del armario con la llave que le dejó su abuela, que allí se ocultaba un espejo, ese día comprendió lo más importante: Que él era un monstruo. Ar vive en una casa sin espejos y nunca ha visto su imagen reflejada e n ningún sitio. Sin embargo, sabe que no es como el resto de los habitantes del mundo en que vive: no es un vampi, ni un lica, ni un fantasma, ni un enano... Es un monstruo pero, ¿de qué clase? Ar no tenía las tres equis, por eso, y por su extraño aspecto, sospechaba que él debía haber venido de un lugar diferente. Valores: respeto, tolerancia, paz y diálogo