Tras unos tiempos turbulentos, llenos de intrigas y revueltas, Vespasiano está decidido a ofrecer una era de paz en el imperio. Para ello, planea la construcción de un monumento perenne con el que ganarse a la plebe y que, a la vez, muestre la grandeza de la pax romana. El proyecto de Calícrates, genial arquitecto de origen griego, será el elegido: un gran anfiteatro que estará a la altura de los dioses, el mayor escenario para la mayor civilización. Gran parte de la aristocracia romana, entre ella la princesa judía Julia Berenice, pretende usar el tesoro conseguido en Jerusalén para sus propios fines. Poco a poco, la rectitud y humanidad de Calícrates ponen en jaque a la rancia casta patricia de Roma. Sólo Claudia Pulchra puede ser capaz de socavar su integridad; como todo ser humano, tiene un punto débil: sus hijas. No obstante, amenazado personal y profesionalmente, el arquitecto cuenta con un gran apoyo para su empresa: el prínceps Vespasiano