Este primer volumen de presentación de la colección La Orilla Negra, es una antología de relatos negrocriminales de los autores de habla hispana más representativos del género en ambas orillas del océano Atlántico.
Duelo de veteranos: Julián Ibáñez con La gordita y el marido del ojo pocho; Fernando Martínez Laínez con Visto y no visto; y José Luis Muñoz con Los pintores muertos. Dos generaciones, pero igualmente iconoclastas, la del portaestandarte de la literatura quinqui Paco Gómez Escribano con El gatillazo, y José Vaccaro Ruiz, maestro de lo políticamente incorrecto, con El moro. Un periodista de investigación, y estudioso del género negro, como Mariano Sánchez Soler, que nos regala el nostálgico Triste, solo, destructivo; pájaros y directores de cine en el relato de José Carlos Somoza Ese gordo, sádico, bastardo; mafias del Este en Al final de la perspectiva de Francisco Balbuena; una nueva aventura del comisario Gorgonio que trae Alejandro M. Gallo en el L.A. Discrecional; prostitutas tiernas en ¿Quién te ha hecho mal? de Nacho Cabana; un psicópata peligroso en Sus ojos al otro lado que ofrece Francisco Bescós para acompañar al de Crisantemos de Angelique Pfitzner; rasgos de humor, muy negro, en Causalidades de Pablo de Aguilar; escalofríos en la nuca a cargo de Elia Barceló en El monstruo del altillo, mientras Juan Ramón Biedma vuelve patas arriba un cuento infantil en Ni
Hansel ni Gretel; inquietud en torno a una fotografía antigua y dos hermanas en Para Elisa en la playa de Rosa Ribas.
Cruzamos de orilla. De Cuba, la historia enloquecida de Cazadores de metáforas de Lorenzo Lunar; y el noqueo de Rebeca Murga de Mala sangre. Desembarco de argentinos: Raul Argemí con Un pobre gato; Rolo Diez con su Eclipse; Guillermo Orsi con El uso correcto de las herramientas; Guillermo Saccomanno con Zippo; y Marcelo Luján con Carne y uña. Una rareza chilena, la Dauno Tótoro Taulis y su historia Anganamom. Realidad mexicana estremecedora a cargo de Javier Valdez Cárdenas y sus narcos en Todos están muertos; Fritz Glockner que presenta a un terrorista de estado formado en la Escuela de las Américas en El General Negro; y Augusto Cruz que inquieta con su fotógrafo de los muertos de Memento mori. Y Marcos Tarre Briceño habla de peligrosos malandros caraqueños en Bobby y el Robert.