Cuando su vuelo se retrasa aquella noche, Gaby Struthers se ve obligada a compartir una habitación del hotel del aeropuerto de Düsseldorf con una extraña que debía coger el mismo avión: una joven llamada Lauren Cookson quien se muestra aterrorizada ante Gaby. Pero, ¿qué le asusta de Gaby en particular? Ni la propia Lauren sabe explicárselo. Sin embargo, empieza a contarle algo sobre un hombre inocente que está en la cárcel por un asesinato que no cometió.
Gaby empieza a sospechar que el hecho de que Lauren fuera en su mismo vuelo no puede ser una coincidencia, ya que, en el relato de Lauren, la víctima de asesinato es Francine Breary, la esposa del único hombre que Gaby ha amado de verdad. Tim Breary ha confesado ser el responsable de la muerte de Francine, y hasta le ha proporcionado a la policía una serie de evidencias que confirman su culpabilidad. Lo único que no les ha facilitado a la policía es un motivo claro. Y es que Tim afirma no tener ni idea de por qué asesinó a su esposa? El marido de Francine jura ser el asesino, pero la verdad de lo ocurrido apunta a algo mucho más siniestro?