El problema del sentido del dolor y de la enfermedad, al igual que el de la vida misma, bien sea de manera expresa o bien tácitamente, es considerado siempre un problema humano. Que una persona hable de él no es una expresión anormal o patológica, sino normal por tratarse de lo más humano que hay en ella. Los autores de este libro dialogan, o, más exactamente, se comunican su experiencia y reflexionan en torno al tema. Ella, Beatrice, esposa y madre de dos niños, dos años después de haber recorrido el túnel oscuro de un tumor maligno y de llegar vencedora a la luz del otro extremo, lo hace desde esa experiencia. Confía abiertamente al coautor, su amigo Roberto, teólogo, sus vivencias en relación con la enfermedad a lo largo de muchos meses: la soledad inevitable, personal, ante un diagnóstico aterrador, la relación entre la inquietud y la dulzura con la familia, los amigos, la gente, los profesionales de la salud. A lo largo de ocho capítulos caben multitud de temas, entre los que destacan las dudas y las certezas.
Los autores aseguran que han querido ofrecer estas páginas como un don para los demás, que han dejado fluir sus pensamientos y reflexiones no para dar soluciones, sino como lectura que ayude a la gente a recuperar el sentido de la vida, a vivir cada nuevo día de forma renovada.